miércoles, 7 de septiembre de 2011

La razón áurea

Los griegos se interesaron por las proporciones pero también por la belleza!!
La proporción más bella la denominaron proporción áurea (de oro) y tiene un número asignado: φ  (número áureo).

\varphi = \frac{1 + \sqrt{5}}{2} \approx                 1,618033988749894848204586834365638117720309...

 Dicha proporción aparece en la Naturaleza y ellos fueron los primeros en aplicarla en el Arte. Veamos unos ejemplos que ponen de manifiesto la relación del número aureo con la belleza y la perfección.

En primer lugar veamos un rectángulo algo especial: El rectángulo áureo, también denominado rectángulo de oro o rectángulo Φ, es el rectángulo cuyos lados están en razón aurea. Si b y h son los lados, b/h = Φ.




¿Tenía Leonardo la proporción áurea a la hora de realizar su obra maestra?




Los arquitectos antiguos diseñaban sus edificios empleando la divina proporción: Las Pirámides de Egipto, el Partenón de Atenas, la catedral de Notre Dame de Paris...

Examinemos la fachada de la obra maestra de Fidias: el Partenón.

Notre Dame
Continuaremos viendo alguna propiedad más de este fantástico número.
Partiendo del rectángulo áureo restaremos un cuadrado de longitud igual al lado corto de aquél. Si repetimos varias veces este proceso y trazamos cuadrantes de circunaferencia de radio igual a cada uno de los cuadrados que hemos ido quitando y con el centro en el vértice de cada uno de ellos, obtenemos la conocida espiral logarítmica:

Ahora ya estais preparados para descubrir que la naturaleza también otorga un papel especial al número áureo en su reino. Adelante:





Y no podía ser de otro modo la proporción más bella también está presente en el ser humano:




Marketing

Muchos productos de consumo masivo se diseñan siguiendo esta relación, ya que resultan más agradables o cómodos. Las tarjetas de crédito o las cajas de cigarrillos poseen dimensiones que mantienen esta proporción. El número áureo puede encontrarse por todas partes, y a menudo ni siquiera somos consientes de que está allí. Pero en general, cuando algo nos resulta atractivo, esconde entre sus partes esta relación. ¿No es asombroso?